Solamente te vi, en lugares oscuros, una escencia de muerte que cubría tus ojos.
¿Nos miraba la muerte cuando reíamos? ¿Acaso nos contempló mientras jugábamos, tal que supo con sádica precisión cuando terminar con todos?
Te he mirado tantas veces a los ojos, Muerte, y no te conozco todavía.
Te he pedido que me lleves. Y la respuesta esperada siempre me ha sido esquiva.
Te he mirado a los ojos, Muerte, te he olido en la habitación de mi padre, en los pacientes del hospital, he visto tu color en los ojos y la piel de los enfermos.
Te reconozco muerte, pero no te conozco. No tengo el gusto.
¿Cuándo me quitarás todo de nuevo?
¿Cuándo?
¿Esperarás a que me miren y me confiesen el amor? Y entonces... ¿Elegirás a uno?
Me dejarás atrás como siempre.
Mirando una tumba. El marmol negro, la lluvia.
Montones de llantos y dolores.