Sin destino, sin pasado, mirando al futuro con los ojos vacíos,
sintiendo que soy nada, que todo por lo que me jugué, batallé,
corrí, lloré y mastique bronca son nubes, niebla, un grito en el vacío.
Sin destino, sin sombra, sin huellas, una vida vivida sin estridencias,
la nada misma, el fracaso del débil, de mis sueños.
Sin pasado, porque todo lo quiero olvidar, porque todo es vano, y nada me enseña,
porque miro hacia atrás y quiero morir.
Sin futuro, porque cada dia que vivo, es como si estuviera muerto,
tu tumba, mi nombre debería estar ahí, y estoy condenado por no morir.
Y nadie conoce lo que siento. Que me desmorono un poco cada día que pasa.
¿Dónde están los cielos felices?
¿A dónde se fue la alegría? ¿ El dolor? ¿ La pena?
Tan árido, tan desierto.
Todos iguales, todos muertos, todos pútridos.
Risas de plástico. El circo de la falsedad.
Me siento tan solo sin vos.
Te llevo grabado en mi piel. En mi aliento.
En la culpa de todavía seguir vivo.
De no haberme ido cuando debía.
Y la condena es vagar sin sentido, por este mar de almas resecas.
Mirando lo que queda de vida en el resto, viendo como mueren alrededor.
Mirando a la muerte a los ojos, piediéndole que me lleve, en silencio,
mientras ella desde arriba, solo mira...
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